miércoles, 29 de mayo de 2013

La interpretación abierta: Ejemplo con una obra de Goya

¿ES ÚNICA LA INTERPRETACIÓN POSIBLE DE UNA OBRA?

Una obra artística, si es interesante y no es simplemente “esteticista” (o decorativa), puede presentar diferentes interpretaciones a modo de capas que se superponen, que pueden ser leídas desde múltiples ángulos y sensibilidades. Umberto Eco explica que las obras de arte son, desde el punto de vista de la interpretación, abiertas, y en el momento de su  “lectura” o análisis entran en juego diferentes factores como son, entre otros, los siguientes:

  • el contexto o la intención interpretativa (no es lo mismo interpretar una obra desde el punto de vista histórico, que desde el punto de vista de su técnica, o por lo que nos puede decir en la actualidad, o por su interés en relación a la forma de representar alguna cuestión particular, etc.
  • la complejidad significativa de la obra, efectivamente hay obra con muchas figuras, mucho simbolismo y mucha "densidad" de significados
  • las características de la persona que contempla, pues puede conocer en mayor o menor grado al autor, la época histórica, las intenciones, la técnica, etc.

Nosotros distinguiremos dos tipos de interpretación:

1ª La inmediata y directa, la que recibe una persona sin mediaciones técnicas o eruditas de ningún tipo ¿Qué me dice la obra? ¿Cómo se relaciona con mi vida y con mi experiencia? ¿Qué es lo que me llama más la atención? ¿A qué me recuerda? En este caso, la formación artística no es estrictamente necesaria, la interpretación se basa entonces en la sensibilidad y la experiencia, aunque cuanto más motivación, interés y conocimiento general  se posea, lógicamente se podrá realizar una comprensión más profunda de la obra.

2ª El segundo tipo de acercamiento a los significados es la técnica o académica, en este caso debemos realizar un proceso parecido al de un detective o un investigador: reunir información del autor/a, del contexto histórico al que pertenece, estilo, elementos formales (pues pueden ser importantes para la interpretación profunda y no sólo para mejorar la comunicación o lectura), símbolos y metáforas que aparecen, condiciones de producción (quién encargó la obra, qué intención tenía,…), etc. Este tipo de interpretación es más frío pero necesario si se pretende llegar a una comprensión profunda y compleja de la obra.

Posiblemente una combinación de ambos procedimientos es lo ideal, pero empezando siempre por el primero, dejando que la obra hable directamente a cada persona en particular.

En cualquier caso, la interpretación de una obra artística también es una actividad creativa si se realiza combinando adecuadamente la imaginación, el conocimiento y la razón.

Muchas obras de arte presentan, incluso entre los especialistas, interpretaciones divergentes (diferentes); esta situación, aunque puede ser considerada incorrecta o extraña, es más normal de lo que parece, sin embargo durante muchos siglos se ha mantenido la idea (como en otros aspectos del saber) que una obra tiene un único significado, algo parecido a creer que el mundo sólo se puede interpretar de una única manera (esto no significa que todo sea relativo). Ahora sabemos que una obra es un contenedor de significados que circulan por distintos caminos, que se cruzan e incluso se complementan a veces, que pueden convivir juntos y manifestarse de manera diferente en distintas ocasiones y para distintas personas. Veamos un ejemplo:

Nos fijaremos la obra de Goya “El sueño de la razón produce monstruos”
Es uno de los famosos Caprichos de Goya, el 43, esto nos ayudará a situarlo en el contexto histórico, social y biográfico apropiado para su interpretación. Para dar fluidez a este comentario me ahorraré realizar una interpretación completa de la obra, que dejaremos para clase.


Cuestiones previas: Es de sobra conocido que Goya asumió los planteamientos de la Ilustración (Libertad, Igualdad y Solidaridad entre las personas de distinta condición social) y la Modernidad (Razón, Verdad y Progreso) que le enfrentaban al tradicionalismo y los prejuicios anclados en las costumbres sociales. Posiblemente es preciso comentar que, en aquella época, gran parte de la población no sabía leer ni escribir, y aunque había personas sencillas con un gran sentido común, otras vivían en un cierto primitivismo y fanatismo, por ejemplo, como no estaba extendido el Derecho ni la mentalidad moderna de la justicia y la razón, los conflictos entre familias o entre pueblos, por cuestiones muchas veces nimias, se resolvían con “luchas de sangre”: hasta que un miembro de una de las familias moría a manos de un miembro de la otra familia. Las creencias mágicas también estaban muy presentes, combinadas con una religiosidad sincrética, por ejemplo, era frecuente situaciones del tipo querer curarse una enfermedad grave colocando un  ramo de flores al santo de la localidad, o realizando una procesión con una virgen local para que lloviera. Como ilustrado, Goya pretende plantear con esta obra una reflexión sobre la insufrible influencia del tradicionalismo primitivista y el fanatismo de la época (aunque todavía hoy podemos observar algunas situaciones que nos recuerdan estas actitudes en algunas personas de nuestra sociedad)

1ª Interpretación: Goya pretendía representar la situación en la que la Razón “duerme”, no está activa en la vida social ni personal, no dirige el pensamiento ni la acción de las personas ni de las Instituciones, en este caso, la vida social y la convivencia se puebla de “monstruos” (ignorancia, creencias, miedos irracionales, fanatismos, prejuicios, tradiciones primitivas, etc.) simbolizados en los murciélagos, vampiros y lechuzas, por cierto, estas últimas formaban parte de los símbolos de la brujería. En esta interpretación, el concepto “sueño” del título lo hace equivalente a dormir, el que la Razón duerma significa que la Razón está inactiva, desaparecida, por lo que los prejuicios y tradiciones primitivas se hacen fuertes y dominan la convivencia y la mentalidad de las personas. “Cuando los hombres no escuchan el grito de la razón, todo se transforma en visiones”.
Uno de nuestros mejores intelectuales, Ayala, escribió esto a propósito de la obra de Goya:

"Cuando la razón dormita, los miedos despiertan, lo atávico se despereza, los temores primitivos nos poseen, las pesadillas plagadas de engendros y fantasmas, de seres imposibles y espectros que vagan errabundos nos invaden sin tregua..."

"La fantasía, abandonada de la razón, produce monstruos imposibles; unida con ella es madre de las artes y origen de las maravillas."

2ª Interpretación: Goya pone a la Razón a “soñar” casi en sentido literal. En este caso la Razón está ensimismada, sólo piensa en problemas abstractos que no tienen que ver con la vida real de las personas, es idealista y no se da cuenta de los problemas reales y de lo que está creciendo alrededor: los prejuicios, estereotipos, las creencias y la tradición provinciana.

3ª Interpretación: Goya asimila la “razón” del título a las Instituciones que ya se han incorporado a la Modernidad: el Estado, la Ciencia (en sentido amplio, es decir, como conocimiento) y la Tecnología. Sin embargo, Goya ya nos previene del uso terrorífico de la razón como poder: el pensamiento ilustrado se transformaría en la razón del poder en lugar del poder de la razón, utilizando de manera abusiva las Instituciones anteriores. Goya cree que cuando a la razón no se le ponen límites éticos, ésta “fantasea con el poder absoluto”, es decir “sueña” con imponer determinadas formas sociales y políticas mediante sus maquinarias represivas y culturales: con una técnica al servicio de la dominación o de la avaricia y no del verdadero progreso, con leyes duras, con torturas, con la guerra, etc. También la Ciencia y la Tecnología pueden ponerse al servicio de sueños imprudentes, no olvidemos las cantidades ingentes que se utilizan para la investigación en armas de guerra o en tecnologías estúpidas; es el “sueño” de creer que la técnica nos va a sacar de todos los problemas que tiene el ser humano, sin que avancen de igual manera los valores solidarios, la conciencia social y la ética de la responsabilidad. Goya pretende que se reflexione sobre esta posible corrupción del funcionamiento de la razón a través de las instituciones mencionadas (el Estado, la Ciencia y la Tecnología) si no está al servicio de los ciudadanos y del Bien Común, utilizando para ello la verdadera Razón, la que no se duerme ni tiene pesadillas, la que se asienta en el mestizaje de Ética y el Conocimiento.

La razón es imprescindible para guiar la conducta personal y la sociedad, pero la propia razón puede derivar en "ensoñaciones" y producir monstruos terribles si no se la limita con la ética.

La obra de Goya, al tener una gran carga significativa y simbólica, es una referencia para muchos otros artista que la reinterpretan, aquí mostramos a dos:

Reinterpretación en forma de tableau vivant del artista africano Yinka Shonibare


Autor/a desconocido