LA REPRESENTACIÓN DE LA MUJER EN EL ARTE, LA CULTURA VISUAL Y LA SOCIEDAD

LA REPRESENTACIÓN DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD, EN EL ARTE Y EN LA CULTURA VISUAL


CONOCIMIENTOS PREVIOS
1º) La manera en que se representa a la mujer en el arte, en las fotografías, en el cine, en la publicidad y en otras formas de representación visual, en las distintas etapas de la historia, nos da pistas (indicios, señales) para analizar y comprender cómo se ha considerado a la mujer como persona, es decir, la representación es una manera de conocer cómo pensaba la sociedad y qué papel tenía reservada para la mujer, como si éste fuera un destino para la mayoría de las mujeres, del que no se podían apartar.


Mujer crucificada de Maurizio Cattelan

A la vez, la forma de representar a la mujer a través de diferentes medios y lenguajes también favorece la creación de mensajes que al pasar a la memoria producirán, poco a poco, la mentalidad de la sociedad, por ejemplo, si en la Edad Media siempre se ve a las pocas mujeres que aparecen representadas en diferentes pinturas, esculturas y cristaleras en papeles sociales poco representativos, la idea que se transmite es que la mujer es una persona que tiene poca “importancia social”, poca relevancia, excluyéndola del ámbito público para encerrarla en el ámbito doméstico (Esta situación todavía se puede observar en muchas sociedades en el presente, incluso en algunas que calificamos como modernas)



de Dina Golstein (artista que fotografía escenificaciones)



Representación visual (de la mujer)
 
              

Mentalidad social
 
                                                                                                      



 

                                                       Se influyen mutuamente


En definitiva, lo que queremos decir es que existe una relación entre representación visual (externa, material, histórica) y representación mental (interna, psicológica, personal y social a la vez) como venimos diciendo en otras ocasiones.


Júpiter y Thetis de Ingres

2º) La mujer se ha representado de diferentes maneras a lo largo de la historia, dando énfasis o importancia a unos aspectos u otros en función de la mentalidad, de las creencias y valores de cada época. Para comprender correctamente esta idea es preciso reconocer que el conocimiento objetivo sobre cualquier tema es relativo, pues depende de circunstancias históricas, del contexto, de la presión de grupos sociales, etc. Por esta razón cambian tanto las ideas que las personas tenemos de cómo funciona la naturaleza, la sociedad y nuestra mente…..y siempre se comete el error de que nuestra generación ha llegado a la verdad absoluta, sobre todo respecto a las anteriores generaciones.
Representación de la mujer acomodada (proporcionalmente su número era escaso) en el siglo XVIII


3º)  La cultura es el conjunto de creencias, gustos estéticos, objetos materiales e inmateriales y conocimientos técnicos que se asocian a un grupo de personas, las caracteriza, las guía en su comportamiento y las condiciona, en parte, su mentalidad.
Existen muchos ámbitos donde se puede decir que se ha creado una determinada cultura, por ejemplo en el ámbito histórico (son ejemplos la cultura egipcia o la cultura clásica), en el geográfico (cultura africana), respecto a determinadas actividades (cultura gastronómica) o respecto a la manera de conocimiento (cultura racionalista, cultura premoderna)
Mujer silla de Allen Jones (imagen supuestamente crítica, que pretende denunciar la valoración de la mujer como simple objeto de la sociedad, que se la puede usar por sus funciones)
Mujer limpiadora (este ha sido el oficio que tradicionalmente se ha asignado a las mujeres desde tiempos remotos)

En relación a la mujer, su representación está muy condicionada por las diferentes culturas históricas y territoriales como veremos más adelante. Sin embargo, en este apartado tenemos que decir que siempre han convivido en una misma sociedad diferentes visiones de la mujer, pero siempre se ha impuesto una que llamaremos la “dominante”, que ha conseguido que en las representaciones de cada época predominara su manera de ver el mundo, imponiendo, por lo tanto, el papel que tenía que cumplir la mujer.
Fotografía de Cristina García Rodero


Barbie princesa, modelo cultural que puebla el imaginario infantil


Vídeo juego "Commandos", otro modelo estereotípico para ellas y para ellos


4º) Es preciso, para tener una idea adecuada de la representación, aproximarnos al concepto de subconsciente. Algunos investigadores lo llaman memoria oculta o implícita. Es un proceso de nuestra mente del que no somos conscientes y, por lo tanto, no controlamos. Dirige, en parte, nuestro comportamiento, nuestras opiniones, gustos y pensamientos. Como no somos conscientes, lo podemos conocer de manera indirecta, siempre con ayuda de expertos, a través de la interpretación de nuestras conductas, de nuestros gestos, de nuestras emociones, de nuestras respuestas automáticas, etc.




Anuncio de desodorante Axe-    La mujer, como un animal, acude (sin voluntad, sin criterio) a la llamada

El interés en el subconsciente se encuentra en que funciona como un depósito de representaciones de todo tipo, y si queremos cambiar algunas de las ideas internas porque pudieran ser erróneas, debemos aproximarnos a nuestro subconsciente a partir de representaciones del mismo tema en diferentes lenguajes, como hacían los artistas surrealistas.
Caperucita envenenada de Paula Rego. En esta obra, la gran artista portuguesa quiere plantear una reflexión sobre la influencia de los prejuicios que tenemos archivados en el subconsciente. Fijaros en la imagen: han envenenado a Caperucita, pero ella, casi moribunda ya,en lugar de preocuparse por su vida, se preocupa por acoplar la falda para que no se vea nada una vez que esté en el suelo. Le sale de manera automática ese gesto tan habitual. A Paula Rego no le interesa tanto el gesto específico de la falda, sino la metáfora de cómo hemos interiorizado hábitos, creencias perversas, ideas que nos dominan, etc.

INTRODUCCIÓN: LA CONSIDERACIÓN DE LA MUJER
Se acepta de manera generalizada que a lo largo de la historia y en casi todas las sociedades, el “hombre”, como género, ha ejercido el dominio y el control sobre la “mujer” como género, impidiéndola el desarrollo como una persona con los mismos derechos y condiciones, habiéndose desarrollado una sociedad y una cultura que muchos sociólogos denominan machista.
La mujer era considerada (estereotipo, representación mental) más débil, menos inteligente que los hombres, menos capaz para comprender los asuntos de la vida social, menos “fuerte” y, en fin, todo un conjunto de defectos que la hacían parecer especialmente vulnerable e incapaz. Otro estereotipo frecuente, distinto al anterior pero combinable con el anterior, nos representa a la mujer con un lado “oscuro”, extraño, emocional, que algunas religiones y culturas lo llevan a lo pecaminoso e inmoral, y otras a lo mentiroso o a lo astuto; pensemos en la figura arquetípica de Eva, por ejemplo. Por lo tanto, el papel que se ha asignado a la mujer históricamente es el de figura secundaria, sin protagonismo,  invisibilizada.

Dibujo de Robert Crumb. La propia mujer ha aprendido a subestimarse y bastantes se han creído lo de que son débiles y poco aptas para asumir responsabilidades sociales.

Sin embargo, tenemos que aclarar que esta consideración social no implica necesariamente que no hubiera casos aislados de mujeres a lo largo de la historia que, con mucho esfuerzo y “nadando contra corriente”, hayan vivido con una consciente libertad, luchando por la igualdad de condiciones de los hombres, incluso algunas veces siendo cruelmente rechazadas o castigadas por la sociedad.
Esta mentalidad de dominio del hombre sobre la mujer se ha llegado a considerar como “normal” desde hace siglos, utilizando para ello multitud de estrategias (económicas, legales, culturales, sociales,…), entre las que destacan representaciones culturales  como el arte, que es de lo que hablaremos más adelante. Hasta tal punto han sido eficaces estas estrategias que muchísimas mujeres han aceptado, de manera “sumisa”, esta  situación a lo largo de la historia como si fuera lo deseable, lo que les hace felices.
Se podrían exponer innumerables ejemplos que demuestran la inmensa influencia del machismo, y cómo se ha extendido por todos los ámbitos de la vida cotidiana e institucional, pero recordaremos ahora algunos:
·        Hasta finales del siglo XIX no se reconoció a la mujer el derecho a votar, pues se la consideraba que no tenía suficiente conocimiento y criterio. En nuestro país, las mujeres no pudieron votar hasta el año 1931.




·        En nuestro país, las mujeres no podían pedir un préstamo a un banco si no se acompañaba la solicitud de préstamo de un permiso del marido.
·        En muchos de nuestros pueblos, las mujeres no podían salir de un determinado espacio marcado con hitos o cruces, aunque fueran en grupo, si no iban acompañadas de, al menos, un hombre. El cuento de Caperucita Roja está relacionado con esta costumbre social.
·        Algunas religiones han dejado escrito en textos teológicos que las mujeres “no tenían alma”.
·        En algunas sociedades, si una pareja es sorprendida en adulterio, sólo se castiga, y brutalmente por cierto, a la mujer; el hombre queda libre o es penalizado en un grado mucho menor.
·        Los ejemplos en las costumbres sociales son infinitos, por ejemplo, un hombre podía ir solo a una cafetería sin que se considerara extraño, una mujer sola en una cafetería levantaba todo tipo de sospechas, considerándose una “mujer fácil”.
·        El lenguaje (es, al fin y al cabo, una forma de representar) también muestra innumerables ejemplos.




Afortunadamente, en nuestra época, gracias al esfuerzo, al tesón e incluso al dolor de muchas mujeres y muchos hombres, se ha conseguido, al menos en las leyes, alcanzar una igualdad de derechos y de deberes, de dignidad y de reconocimiento. Sin embargo, el que se haya conseguido en la legislación no significa que haya penetrado plenamente en las costumbres y en la vida cotidiana, pues es muy fuerte el arraigo del machismo en la sociedad; según algunos estudios sociológicos, parece que estamos dando pasos atrás. El machismo sigue impregnando sutilmente nuestra manera de pensar y de actuar, pues anida de manera muy profunda en el subconsciente.
No ser machista no sólo es aceptar verbalmente la igualdad plena entre mujeres y hombres, es una actitud y un compromiso para que no se den situaciones de dominio y de imposición. Por otra parte, ser feminista no consiste en ir contra los hombres, sino en luchar por erradicar el machismo, significa luchar por conseguir plenamente la igualdad real entre mujeres y hombres. Además, se puede no ser feminista y tratar de mejorar las condiciones de igualdad entre géneros, en el día a día, en el Instituto, con los amigos, con la familia, etc.

LA REPRESENTACIÓN DE LA MUJER EN EL ARTE
Como hemos comentado anteriormente, podemos conocer, en términos generales, cómo se ha valorado a la mujer, qué papel se le ha asignado en la sociedad a partir de cómo ha sido representada en los distintos lenguajes y formas iconográficas.
Lo que vamos a exponer a continuación son caracterizaciones generales, pudiéndose dar casos mínimos de representaciones específicas con rasgos diferentes a las mayoritarias de cada época.
Las representaciones femeninas más antiguas parecen estar vinculadas a ritos mágicos asociados al control de la naturaleza y a ritos de fecundidad que tratan de preservar la supervivencia, como las “Venus” prehistóricas, que representan mujeres de senos marcados y vientres redondeados. La acentuación de los rasgos femeninos siempre se ha relacionado con la idea de la continuidad de la especie. La mujer posiblemente estaba muy considerada como generadora de vida y, por lo tanto, muy asociada y protegida por las fuerzas de la naturaleza.



“En la Edad Media, la figura femenina en el arte está también asociada al comportamiento moral, tanto como representación de lo malo, del vicio, del pecado, como de imagen de la santidad. Así, encontramos imágenes de la tentadora Eva, a quien incluso acompaña una serpiente que en multitud de representaciones posee pechos de mujer; o también imágenes de los vicios personificados en figuras femeninas. Pero las imágenes de la moral, las alegorías de las virtudes, o incluso la representación de la Fe, poseen también rasgos de mujer, como figura alegórica o como representación de santas mujeres.

A partir del Renacimiento, el desnudo femenino, dentro de las representaciones de carácter mitológico, comienza a acentuar su carácter erótico.
Nacimiento de Venus de Botticelli


Sin embargo no se produce una desvinculación total hasta algo más tarde, cuando el desnudo pase a ser eso, un desnudo, alejado de toda connotación mitológica. Venus ya no es una diosa, sino que es una mujer que muestra su cuerpo, como ocurre, por ejemplo, en la Maja desnuda de Goya.
Maja desnuda de Goya
Nacimiento de Venus de Alexandre Cabanel



Con las vanguardias, el desnudo femenino, más allá de la simple idea de la belleza, aparecerá más claramente asociado al erotismo y la sexualidad, con obras claramente sugerentes, abandonando poco a poco la inocencia, relacionándose también con los cambios sociales en los que la mujer adquiere mayor libertad social, comenzando por sí misma y por su propio cuerpo”. (Este texto es de Jesús Félix Pascual Molina)

Olimpia de Manet (esta pintura fue un escándalo en su momento, pues representa a una prostituta en la misma posición que las vírgenes renacentistas o barrocas, pero con una mirada directa al observador, más provocadora y seductora)


Fotografía de principios del s XX que representa a Rosario Acuña




LA MUJER REPRESENTADA EN LA CULTURA VISUAL Y LA PUBLICIDAD
La imagen de la mujer en la publicidad:
La imagen de la mujer aparece en la publicidad en mucha mayor proporción que la del varón, sobre todo si el anuncio tiene contenido sexual. Una de las prácticas más habituales de la publicidad desde sus comienzos ha sido reducir a la mujer a un simple objeto, dentro de todo el contenido publicitario. Presentan a la mujer de diversas formas, dependiendo del contenido de los anuncios y del objetivo de estos.

Las mujeres adultas las presentan generalmente como amas de casa débiles, indefensas, dependientes (de un hombre), dejándolas un “único espacio positivo” de delicadeza y sensibilidad. Donde más aparece esta imagen de la mujer es en los anuncios de detergentes, comidas y utensilios de uso doméstico.

Otra imagen que da la publicidad de la mujer es la típica “mujer diez”, delgada, bella, de cuerpo deslumbrante, seductora pero sin identidad propia. Este tipo de mujeres sólo pone su cuerpo y su belleza en el anuncio publicitario al servicio de la satisfacción de los hombres. Las empresas de bebidas alcohólicas y tabaco son los que explotan esta imagen de la mujer en la publicidad. De esta manera acentúan los aspectos negativos de la mujer que no representan lo que es el género femenino en realidad, a pesar de que muestren a la mujer como muy bella, como se ha comentado antes. Así se crean estereotipos que perjudican a la sociedad femenina.


Vamos a seleccionar algunos de las representaciones vistas:
1)     El uso de la representación de la mujer con un significado sexual.
Es utilizada como llamada de atención al sexo masculino. Su imagen aparece simplemente como adorno o vehículo de promoción del producto, pero eso sí, siempre es una imagen que sirva como reclamo erótico. Así pues, primero atrae la mirada del espectador varón para luego centrarle en el verdadero objeto del anuncio, la marca o producto publicitado. Generalmente suele ser una mujer joven y bella, de presencia exuberante, que aparece escasamente vestida, con gestos o poses seductoras. La mujer es sólo un cuerpo, una pieza u objeto al servicio del deseo del hombre. Dentro de este grupo podemos hablar de dos tipos de modelos: la mujer sumisa y la mujer seductora



2)     La mujer como objeto decorativo:
La mujer como objeto decorativo muestra a la mujer como un elemento más que forma parte del producto anunciado. Como si al comprar el producto´, se llevara en el "pack"   al objeto anunciado y a la mujer que lo anuncia, ofreciéndoles sexo imaginario como premio por la compra de dicho producto.



En este caso las asociaciones sexuales son evidentes

Este anuncio fue muy controvertido, pues parece una violación, que por el simple hecho de mostrarse en un anuncio puede producir en las mentes menos preparadas una normalización social de esta horrible situación.

La mujer en el mundo laboral y social:
Hasta épocas recientes, la mujer se mostraba en las imágenes fundamentalmente como símbolo erótico, como símbolo de maternidad o como esposa que controla su "reino": el espacio doméstico y los trabajos propios de la familia: la agricultura, la pesca,...
Millet. Espigadoras
de George Solchz Campesinos alemanes
de Juan González

Siempre ocupa los trabajos secundarios, como si fuera esa su función y lugar natural, si ocupa puestos importantes suele estar invisibilizada.

Hasta el siglo XIX no se representa a la mujer en trabajos fuera del hogar.


de Gonzalo Bilbao Las cigarreras (Sevilla)  (s XIX)
Cartel


Rosie la remachadora,cartel de principios de siglo XX. El cartel es muy significativo por el gesto, pretendiendo transmitir una idea concreta de poder femenino (en aquel tiempo bastante ingenuo) por imitación del masculino. Años más tarde, las mujeres emprendieron un camino diferente para alcanzar la igualdad desde el reconocimiento de la diferencia.

"Después de trabajar fuera tiene que trabajar en casa, el peso es enorme"

Hasta hace bien poco, en los libros de texto escolares, la mujer aparecía escasamente y siempre en papeles secundarios, nunca se mostraba en imágenes en las que ejerciera de médico, de ingeniera  o de política. En la actualidad, este aspecto se cuida más aunque a veces todavía se ven casos en los figuran los hombres en puestos de mayor prestigio social y de poder y las mujeres en puestos de escasa importancia.

Situación actual
A la mujer se la reconoce su enorme esfuerzo lucha por el avance cultural y social, que ha conseguido en gran parte contra todo tipo de prejuicios, intolerancias, creencias y estereotipos conservadores, que la querían mantener en un papel secundario y dependiente, casi de reclusión. Posiblemente es la revolución social más significativa y exitosa de todo el siglo XX, cuando empezó a luchar por el derecho a votar, y continuó avanzando por la igualdad en todos los aspectos sociales. Sin embargo, todavía queda bastante por conseguir, sobre todo en los aspectos socio-culturales: es preciso que no sólo en las leyes se consiga la igualdad sino en la conciencia profunda de todas las personas.

Mujer perro de Paula Rego


Una "lolita" en la revista Vogue

Mujer crucificada de Maurizio Cattelan

PROPUESTA DE UNA ARTISTA:


A quemar etiquetas de Emma Gasco